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lunes, 22 de septiembre de 2025

LA TONALIDAD DEL PENSAMIENTO Byung-Chul Han

 
LA TONALIDAD DEL PENSAMIENTO

Libro Autor Byung-Chul Han

EDITOR PAIDOS

PRIMERA EDICIÓN 2025

 

LIBRO RECOMENDADO

Los saludo afectuosamente. Buenas noches.

Sean bienvenidos.

Tengo dos Flügel. Lo digo en ambos sentidos de la palabra. Dado que esta velada se está grabando principalmente para mis lectores españoles, debería explicar qué significa el vocablo alemán Flügel. En principio, Flügel se traduce en castellano como ‘ala’, por ejemplo en Flügel des Schmetterlings, ‘alas de mariposa’. Pero la palabra alemana Flügel también significa, como saben, Klavier, en castellano ‘piano de cola’. La verdad es que el vocablo alemán Flügel es más hermoso que ‘piano de cola’. Cola puede tener también el sentido de ‘rabo’ o de ‘parte trasera’. Expresado vulgarmente, piano de cola podría entenderse como ‘piano con trasero’. En francés, Flügel se traduce por piano à queue. También que significa ‘rabo’. Queue de boeuf, de hecho, quiere decir ‘rabo de toro’. En italiano, Flügel se traduce por pianoforte a coda. Coda significa igualmente ‘cola’ o ‘rabo’

El término inglés equivalente a Flügel es, como todos ustedes saben, grand piano. Así pues, los ingleses no perciben la bella forma arqueada del piano de cola, sino solo su tamaño. No consigo encariñarme con el inglés. En su esencia, este idioma es —me atrevo a decirlo— una lengua económica. Por eso en nuestro mundo, atravesado de arriba abajo por la economización, todos hablamos exclusivamente inglés. Ahora entenderán por qué amo tanto el idioma alemán. No es una lengua económica, sino plenamente poética. Como ya sostenía Theodor Wiesengrund Adorno, el alemán presenta una afinidad natural con la filosofía. Ustedes pueden sentirse muy orgullosos de su idioma y deben mostrarse amables y acogedores con los extranjeros que hablan el alemán o que tienen la intención de aprenderlo

Cuando digo que tengo dos Flügel, también mis lectores españoles pueden entender esta palabra en los dos sentidos que entraña en la lengua alemana: tengo zwei Flügel significa no solo que tengo dos pianos de cola, sino también dos alas. Mis zwei Flügel, mis dos pianos de cola, me dan Flügel zum Abheben, alas para despegar. Cuando pienso, tengo a menudo la impresión de estar despegando con mis alas. Adoro este vuelo especulativo en el que me acompañan zwei Flügel, dos pianos de cola, y su música. También Heidegger experimentaba el pensamiento como un vuelo especulativo en el que se utilizan dos alas. De hecho, en una carta a su mujer escribió lo siguiente: «Lo llamo el eros, el más antiguo de los dioses en palabras de Parménides. El batir de las alas de ese dios me conmueve cada vez que doy un paso esencial en el pensamiento y me aventuro en lo intransitado».*

*(Para la versión en castellano de estas palabras de Martin Heidegger seguimos la traducción de Sebastián Friso de la obra de Martin Heidegger ¡Alma mía! Cartas a su mujer Elfride (1915 - 1979), Buenos Aires, Manantial, 2008. (N. de la t.))

Sin el batir de alas, sin las alas del eros, el pensamiento no es posible. Quien piensa necesita despegar con las alas del eros hacia lo intransitado, hacia lo que aún no ha nacido o hacia lo venidero; en definitiva, hacia lo nuevo

Cierto día estaba caminando por el barrio berlinés de Prenz lauer Berg. Cuando pasé por delante de una pequeñísima tienda de pianos, vi en el escaparate un hermoso y antiguo piano de cola y entré en el establecimiento Me enamoré de aquel piano, así que me lo compré con la intención de aprender a tocarlo. Sin haber tomado ni una sola clase de piano, intenté tocar el aria de las Variaciones Goldberg. Amaba aquella aria por encima de todo. No me bastaba con escucharla sin más: quería tocarla por mí mismo. Tuve que practicar por lo menos durante dos años. Para algunos movimientos necesité meses, repeticiones sin fin. Tengo una paciencia infinita, virtud que hoy en día se encuentra cada vez más próxima a su desaparición. Para mí, aquella fue una verdadera ejercitación. Incluso dos años de práctica son pocos para alguien que decide aprender a tocar el piano empezando precisamente por las Variaciones Goldberg. También aprendí alemán con la Fenomenología del espíritu, de Hegel, y con Ser y tiempo, de Heidegger. Por eso mi alemán es un tanto peculiar; un poco suabo, tal vez. Me encantan los dialectos. Creo que mi alemán es un dialecto que he ido adquiriendo con un enorme esfuerzo, tal vez un dialecto de los ángeles.

Con el tiempo, conseguí aprenderme de memoria el aria de las Variaciones Goldberg. En francés, ‘aprender de memoria’ se dice apprendre par cœur, «aprender de corazón». El aria de las Variaciones Goldberg se ha convertido en la música de mi corazón. De hecho, comienzo cada jornada con esta aria. Para mí se trata de un ritual diario o tal vez de una oración, una oración matinal. El reglamento de mi comunidad de vecinos prohíbe acabar el día con el aria, pero, a pesar de todo, durante un tiempo lo hice: tocaba el aria a las dos o las tres de la madrugada, con un apasionamiento melancólico o un fervor romántico. En vista de que todo el edificio se amotinó, tuve que dejarlo y disculparme por esta aria nocturna

El piano de cola se convirtió, pues, en mi rueda de plegaria. Tengo un escritorio de estilo modernista. En el centro de ese escritorio hay un fino tapete verde incrustado, que se denomina Schreibwiese (literalmente, «prado para la escritura»), una maravillosa palabra. Mientras pienso, vago por este prado. Cada día, deambulo de acá para allá, entre el verde del prado para la escritura y el negro de la reluciente rueda de plegaria. Esa es la forma de caminar de mi pensamiento. Pienso y escribo a través de la música. El Flügel, una vez más en su doble sentido, me ayuda enormemente a la hora de pensar.

Toda belleza es paradójica. Sin esa paradoja no existiría belleza alguna. Yo aspiro a esa belleza. La verdad se consuma en la belleza. También la tonalidad de mi pensamiento es paradójica. La describo con giros paradójicos, como «luz oscura», «brillo oscuro» o «tristeza luminosa».

Hay personas que me acusan de repetirme demasiado.

Pero no se dan cuenta de que mis libros no son repeticiones, sino variaciones. En cierto modo, estoy tejiendo un tapete. Me ocupo de que con el tiempo ese tapete se haga más y más grueso y que su color sea más y más intenso, pero manteniendo siempre su patrón.

Lo mismo es más bello que lo diferente. La teoría siempre presupone lo mismo, que permite variaciones.

Hay que diferenciar, pues, entre lo idéntico y lo mismo.

Lo idéntico no permite ninguna variación. Carece de anchura y de distancia.

Mis libros se guían por las Variaciones Goldberg. En las Variaciones Goldberg las melodías no varían. Las variaciones se orientan aquí hacia treinta y dos notas de bajo. También mis libros siguen líneas de bajo con notas fundamentales, como las Variaciones Goldberg, que en mi caso se articulan en forma de conceptos fundamentales. Si considero mi libro La sociedad del cansancio como aria de todo el ciclo, entonces a este ensayo le deberían seguir treinta variaciones. Ya se sabe que el aria de las Variaciones Goldberg no solo proporciona el bajo fundamental, sino que también remata la pieza da capo.

Como no podía ser de otro modo, cerraremos el acto de hoy con esta aria de las Variaciones Goldberg. El gran protagonista de esta velada no soy yo, no es Byung-Chul Han, sino el aria de las Variaciones Goldberg.

Cuando escuché por primera vez, con diecisiete o dieciocho años, la Chacona de Bach para violín solo, decidí, aunque de forma inconsciente, que el alemán y Alemania serían mi patria espiritual. Creo que en mi anterior vida fui tal vez alemán; quizá un vecino de Hölderlin que lo venerase como a un dios. La Chacona me impactó profundamente. Enseguida me compré un violín barato y traté de tocar esta pieza. Evidentemente, no lo conseguí. ¡Cómo iba a empezar a tocar el violín con la Chacona! Pero lo intenté. Hace más de veinte años que toco el violín. Y, sin embargo, todavía no consigo ejecutar la Chacona. Eso sí, he tocado miles de veces el primer movimiento de la segunda partita, es decir, la Alemanda. La Alemanda se convirtió en mi oración durante mis años de estudio en Alemania, concretamente en Friburgo y en Múnich.

Mi segunda pasión musical es el canto. He cantado tantas veces Amor de poeta, de Schumann, y Viaje de invierno, de Schubert, que mis partituras han quedado hechas trizas. Estos ciclos de lieder han penetrado en mi pensamiento y prácticamente han anidado en él.

Avivan mi pensamiento, habitan en él. Como saben, Schumann compuso Amor de poeta en Leipzig, en el número 18 de la Inselstraβe, después de su feliz boda con Clara. Las primeras melodías de «En el maravilloso mes de mayo» y el fascinante posludio del último lied constituyen prácticamente las melodías fundamentales de mi pensamiento, los conceptos fundamentales de mi pensamiento. En cierto modo, mi pensamiento se encuentra inundado por la tristeza luminosa que se manifiesta en este «Andante espressivo» de Amor de poeta.

[AMOR DE POETA, «ANDANTE ESPRESSIVO»]

Mi pensamiento hunde sus raíces en el Romanticismo alemán. Si me permiten comparar mi pensamiento con una fruta, diría que su piel y su pulpa son profundamente románticas. En cambio, el hueso procede del Lejano Oriente. Así pues, se trata de una fruta sumamente exótica. Dediqué el último capítulo de mi libro Vida contemplativa: elogio de la inactividad a Novalis en el doscientos cincuenta aniversario de su nacimiento. Hölderlin forma parte de mi alma.

Sus himnos y, sobre todo, sus últimos poemas sobre las estaciones del año, escritos después de que cayera en una supuesta locura —aunque en mi opinión fue más bien un despertar—, avivan en lo más profundo mi pensamiento. Estos poemas tardíos de Hölderlin transmiten una trascendencia divina. Ponen de manifiesto que el mundo, en tanto creación, es sagrado, sagradamente hermoso.

Ya les he explicado que tengo dos Flügel; en español, dos pianos de cola. Poseo un antiguo Blüthner. Adoro su sonido cálido y cantarín. Como ya saben, la casa Blüthner es de Leipzig. Cada vez que levanto la tapa del piano, aparece ante mis ojos, en letras doradas, la inscripción «Blüthner Leipzig». Variaciones Goldberg, de Bach; Amor de poeta, de Schumann, y Blüthner: entenderán ustedes por qué no organicé mi primera lectura pública en Berlín, donde resido, sino en Leipzig. Me encanta la palabra Blüthner.

Yo pienso y escribo rodeado de flores. En esta época, rosas y peonías. El jarrón, este florero, estaba hace seis horas sobre mi escritorio. Esta rosa estaba sobre mi escritorio. Mis flores me protegen. Sin flores, no puedo pensar. Ahora acaba de empezar la temporada de peonías. Por eso hoy es un día tan hermoso. Tengo una fragante habitación de flores, de la que rara vez salgo.

Apenas viajo. Hoy he hecho una gran excepción. He salido de mi habitación de flores protectora. Y, si he podido hacerlo, es porque mis flores me acompañan.

Yo apenas viajo. Tampoco las plantas y los árboles viajan. Ojalá fuera una planta. A ser posible, una peonía.

Creé mi habitación de flores antes de descubrir que Claude Debussy también tenía una. Componía rodeado de flores, no solo en verano, sino también en invierno. De hecho, su música huele a flores. Me esfuerzo muchísimo —y voy a seguir haciéndolo— en conseguir que también mi pensamiento huela a flores. En ellas está la verdad. Voy a revelarles cuál es mi segundo nombre: acónito de invierno, una planta que atrae a las abejas y a las mariposas en las primaveras gélidas.

Ese es mi segundo nombre, naturalmente en latín. Yo mismo me llamo también, al menos para mis adentros,…

¿QUIEN ES BYUNG-CHUL HAN?

Byung-Chul Han (Seúl, Corea del Sur, 1959) es un filósofo y ensayista experto en estudios culturales. Se le considera uno de los filósofos más destacados del pensamiento contemporáneo por su crítica al capitalismo y la sociedad del trabajo.

Han estudió Filología Alemana y Teología en la Universidad de Múnich y Filosofía en la Universidad de Friburgo, donde se doctoró con una tesis sobre Martin Heidegger. Ha dado clases de Filosofía en la Universidad de Basilea, de Filosofía y Teoría de los medios en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe y de Filosofía y Estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín.

 

Es autor de más de una veintena de títulos entre los que cabe destacar: La sociedad del cansancio, La sociedad de la transparencia, Psicopolítica, No-cosas, Infocracia y Vida contemplativa. Todos ellos han sido traducidos a varios idiomas.

El trabajo de Han une tradiciones filosóficas orientales y occidentales, tomando ideas de pensadores como Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Michel Foucault, Sigmund Freud, Hannah Arendt y Walter Benjamin, entre otros. Explora temas como la tecnología y los efectos del neoliberalismo en los diversos aspectos de la vida humana, el poder, la comunicación, la vigilancia, el consumismo, el trabajo, la auto explotación, la transparencia, los rituales, la inactividad y las identidades individuales y colectivas; y es considerado como el sucesor de pensadores como Roland Barthes o Giorgio Agamben

 

DE LA EXTRAORDINARIA COLECCIÓN:

FILOSOFÍA, FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA, CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES, CIENCIAS SOCIALES

FICHA TÉCNICA:

1 libro

160 páginas

En formato de 13.5 por 21 cm

Pasta delgada en color plastificada con solapas

Traductora Lara Cortés Fernández

Primera edición 2025

ISBN 9788449344336

Autor Byung-Chul Han

Traductora Lara Cortés Fernández

Editor Paidós

 

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