sábado, 12 de agosto de 2023

PORQUE PREFERIMOS VER LA DESIGUALDAD

 

PORQUE PREFERIMOS VER LA DESIGUALDAD

AUNQUE DIGAMOS LO CONTRARIO

1 Libro Autor Francois Dubet

Editor Siglo XXI

PRIMERA EDICIÓN

 

LIBRO POR ENCARGO

A pesar de afirmar lo contrario, nuestras sociedades "eligen" la desigualdad. Esto, que parece una provocación, es el punto de partida de un ensayo imprescindible. Si se profundiza la brecha entre el 1% más rico y los demás, no es sólo por la lógica cruel del capitalismo financiero sino porque también el 99%, en sus prácticas más cotidianas, genera desigualdades

Todos los que pueden (los más privilegiados, las clases medias) prefieren vivir en barrios donde sólo se encuentran con personas afines, y con el mismo criterio eligen la escuela a la que mandarán a sus hijos, mientras expresan el hartazgo fiscal de dar sin recibir beneficios proporcionales

Como contrapartida, los barrios de los sectores populares se perciben como "zonas peligrosas, amenazantes", al tiempo que los extranjeros parecen más numerosos, los desempleados "abusan" de las ayudas del Estado y los jóvenes pobres y sin estudios están siempre "al borde de delinquir"

Con argumentos tan filosos como consistentes, François Dubet plantea la urgencia de afrontar esta situación, en la que los grandes principios que se declaran con palabras rimbombantes (la democracia, la igualdad) chocan con el fraude y la evasión fiscal de quienes tienen recursos, con la estigmatización de los más débiles y con la culpabilización de las víctimas. Para explicar este desajuste, analiza la crisis que, desde los años ochenta, desmanteló los pilares de la solidaridad y la integración social: el trabajo, las instituciones ligadas a la educación, la justicia y la salud, la idea de una nación homogénea y la creencia en la representación política

El gran relato de la integración se ha desdibujado, y los individuos están solos y desconfían tanto de los otros como del sistema en su conjunto. Lejos de la nostalgia reaccionaria por un mundo perdido, Dubet propone construir otra representación de la vida social, de la experiencia compartida, a partir de acciones individuales, de movilización colectiva y de políticas públicas capaces de generar confianza y sentido de sociedad

 

Este retrato es similar al que viven millones de personas hundidas en la marginación y la exclusión social en casi todas partes del mundo. Al igual que el agua, hoy la solidaridad es un bien escaso a punto de desaparecer. Este es el sentido del libro de François Dubet en el que se apunta con claridad que la intensificación de las desigualdades procede de una profunda crisis de las solidaridades

¿Por qué preferimos la desigualdad? (aunque digamos lo contrario) es un libro que se puede ubicar en la tradición francesa de construcción de la idea de igualdad planteada en 1754 en el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres de Rousseau, quien plantea la igualdad como uno de los ideales de la Francia republicana. La igualdad, en otras palabras, es uno de los valores que constituyen la nación francesa y que ha permeado ampliamente a Occidente, al menos como ideal o deber ser. Y aunque este libro se limita a identificar las raíces que han conducido a la sociedad francesa a la llamada crisis de las solidaridades estableciendo como eje de discusión las contradicciones entre la búsqueda de la igualdad social versus la idea de la abstracta fraternidad como condición para superar las desigualdades injustas, los argumentos de Dubet son pertinentes para analizar la desigualdad en otras latitudes del globo, como las sociedades latinoamericanas donde, si bien es cierto que el individualismo está cada vez más presente como clave para el éxito, las personas siguen mostrando que conservan una solidaridad arraigada que se activa frente a catástrofes naturales o cualquier incidente que irrita, ofende y lastima, pero que finalmente moviliza al colectivo social

Una de los primeros medios para comprender la persistencia de las desigualdades, de acuerdo con Dubet, es la existencia de una especie de trampa que conduce a sostener que hay desigualdades justas y desigualdades injustas, hecho que haría preguntar en dónde entonces radica la igualdad. En mi opinión, la trampa estriba en que la desigualdad es una elección racional que impone un pequeño grupo que controla la mayor parte de la riqueza en detrimento de las mayorías. Es decir, son las élites políticas y económicas las que deciden qué tan igual o desigual se puede y se debe ser en la sociedad. Por otra parte, aunque hoy pareciera que la acumulación ya no es necesariamente resultado del trabajo sino del dividendo de los réditos de la riqueza heredada, en realidad solo son novedosas formas de explotación. A decir verdad, las desigualdades y su multiplicación no son producto de las leyes de la globalización como se podría creer sino de los mecanismos que se consolidan a partir de la conformación de redes de relaciones que se constituyen en ideologías y que luego se traducen a políticas que establecen los grupos en el poder en cada sociedad para mantener el control y el propio poder

Un ejemplo de lo anterior es la escuela. Por mucho tiempo esta se ha considerado como el espacio mediante el cual todas las personas que a ella asistieran alcanzarían el mismo nivel para acceder y poder competir por las mismas oportunidades que los otros. Pero, ¿quiénes son los otros si se supone que todos recibimos la misma calidad de educación? En efecto, la escuela ha sido y sigue siendo en muchos lugares un mecanismo para el ejercicio de la democratización segregada puesto que la educación que reciben ricos y pobres es radicalmente diferenciada, es decir, desigual. Si alguna vez la escuela fue vista como la plataforma para que luego, a través del mérito, se alcanzaran las mismas oportunidades entre las personas, esto ha dejado de ser cierto desde hace bastante tiempo. Hoy la escuela es el lugar predilecto para construir relaciones, que se espera rindan frutos en el futuro, como sucede en los colegios y universidades a las que asisten los hijos de los gobernantes en turno. A la vez, en estos espacios “escolares” se crea una desconexión que invisibiliza las diferentes realidades en un mismo país. Más aún, en la escuela se ha ido generando el imaginario social que sostiene que la condición de pobreza es culpa de los propios pobres. Los medios de comunicación, difusión del conocimiento o transmisión hacen su parte para la conformación de estereotipos e ideologías que de acuerdo con Dubet se transforman en prácticas que legitiman creencias

Dubet ocupa buena parte del texto en comprender en qué consiste el sentido de la solidaridad. Para él esta no es una donación de tiempo o dinero que hacen las personas a otras o por una causa determinada, tampoco es generosidad. En su juicio, la solidaridad consiste en compartir lo cotidiano, esto es, las alegrías y las preocupaciones que afectan al colectivo y a la sociedad; se comparte también la identidad, pero es en este punto donde el autor enfrenta un dilema pues cómo poder compartir la identidad de ser francés si la sociedad francesa está compuesta de un crisol de culturas y de identidades que hoy incluso parecen diluir la francesa. Para resolver este desafío, Dubet plantea tres pilares en los que se asienta la solidaridad. El primero sería la interdependencia de las actividades económicas; el segundo, la existencia de un contrato, y el tercero, la fraternidad

 

Los tres pilares pueden resultar poco operativos socialmente, puesto que cada uno aglutina a todos. Y de nuevo habría que preguntar quiénes son todos. Por ejemplo, pareciera que construir el tercer pilar daría sitio a una sociedad multicultural como la francesa, aunque en esta se exacerbe cada vez más el nacionalismo. En este caso, la solidaridad sería más un ejercicio de inmediatez frente a un fenómeno determinado ya que, en efecto, ella se desplaza hacia los individuos y sus necesidades y las políticas de discriminación positiva que terminan generando exclusión, en lugar de desplazarse entre las instituciones y la política, lo que generaría bienestar para la colectividad y no solo para algunos grupos de la sociedad

Aunque Dubet no lo deja ver del todo, parece que atisba una correlación entre la solidaridad y la cohesión social en contraposición con la idea de que la solidaridad produce integración; una idea fundamental, porque la cohesión social solo se logra con el ejercicio de la justicia. Esta, al menos como la concibe John Rawls en su Teoría de la justicia, consiste ante todo en reducir las desigualdades entre grupos sociales, redistribuir de los ricos hacia los pobres y en buscar el equilibrio del sistema social

Acercándose a los mecanismos que Dubet propone para reducir las desigualdades se pueden identificar cuatro, a saber: la igualdad de oportunidades, el reconocimiento, la construcción de capacidades, y el capital social. Todos se parecen a los postulados sobre el desarrollo que no han tenido los efectos positivos esperados, por lo que, a decir verdad, podrían considerarse como casi utópicos, dado que si bien muchos agentes se ocupan en ayudar a disminuir los efectos de la pobreza construyendo las capacidades de las personas, resulta contradictorio que haya individuos con excelentes habilidades y capacidades de autovaloración pero que se topan con un muro diseñado justamente para que aquellos que provienen de la pobreza continúen inmersos en ella. Ciertamente, lo que se requiere no es solo empoderar a las personas, sino de un proceso quirúrgico de reconstrucción del tejido social e institucional

Por otra parte, no basta con la construcción del capital social para abatir la desigualdad, menos aún si a este se le concibe contrapuesto al mérito. Es decir, al capital social se le ha definido en general como los recursos de los individuos, los cuales, a su vez constituyen redes de relaciones que eventualmente les permiten ascender a una mejor posición social, pero no por sus esfuerzos sino porque pueden acceder a la estructura de poder debida a su red de relaciones. Esto contravendría por completo a la idea de justicia

Así, el punto crítico del argumento de Dubet sobre las solidaridades apunta a que la justicia debe estar en el centro de las instituciones, justamente, esa especie de canalizador para que todas las personas desarrollen su potencial y obtengan, en consecuencia, un mejor nivel de vida; sin embargo, para que ello sea posible se requiere de una precondición adicional que sería la obligada presencia de una política de la fraternidad

La política de la fraternidad que incluye la solidaridad requiere no solo considerar la transformación de las dimensiones económicas y políticas del sistema social, atraviesa además las dimensiones simbólicas e imaginarias. Alcanzar una política de la fraternidad demanda el desarrollo de una ciudadanía plural e incluyente, capaz de reconocer las diferencias

Sin embargo, la construcción de ciudadanía representa un riesgo para los nacionalismos cada vez más influyentes en Europa y Estados Unidos. La fraternidad como libertad y diversidad significa el replanteamiento del imaginario de las sociedades; es un desafío para inclinar la balanza y hacerla menos desigual, pero representa por igual el riesgo y la tentación para que mediante expresiones como la xenofobia y el racismo se excluya y se culpe de todos los males que impiden la integración de la nación a todo aquel que económica, social, racial o étnicamente, sea calificado por una élite como diferente

ÍNDICE:

= Introducción

= La crisis de las solidaridades

1.

= La elección de la desigualdad

= El 1 % y los demás

= Separatismos

= La escuela: un caso de escuela

= Competencia y elitismo

= Culpar a las víctimas

= El miedo 

2.

= La solidaridad como condición de la igualdad

= Los fundamentos de la solidaridad

= Los relatos de la fraternidad

= Igualdad/fraternidad

= Malestares en la solidaridad 

3.

= De la integración a la cohesión

= Integración

= El duelo de la integración

= La cohesión 

4.

= Producir la solidaridad

= Ampliar la democracia

= Escenas democráticas

= ¿Quién paga, quién gana?

= Un deber de justicia

= Refundar las instituciones

= De la igualdad

= ¿Reconocimiento de qué?

= ¿Qué tenemos en común?

= La solidaridad sin fronteras 

= Conclusión

= Por un imaginario de la fraternidad 

= Referencias bibliográfica

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

128 Páginas

En formato de 14 por 21 por .9 cm

Primera edición 2021

ISBN 9788412448818

Autor Francois Dubet

Editor Siglo XXI

 

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3 comentarios:

ALFONSO JAVIER MONARREZ RIOS dijo...

Libro POR QUE PREFERIMOS A LA DESIGUALDAD

Aunque afirmen lo contrario, nuestras sociedades “eligen” la desigualdad
Esto, que parece una provocación, es el punto de partida de un ensayo imprescindible. Si se profundiza la brecha entre el 1% más rico y los demás sectores, no es sólo por la lógica cruel del capitalismo financiero sino porque también el 99%, en sus prácticas más cotidianas, genera desigualdades

Todos los que pueden (los más privilegiados, las clases medias) prefieren vivir en barrios donde sólo se encuentran con personas afines, y con el mismo criterio eligen la escuela a la que mandarán a sus hijos, mientras expresan el hartazgo fiscal de dar sin recibir beneficios proporcionales. Como contrapartida, los barrios de los sectores populares se perciben como “zonas peligrosas, amenazantes”, al tiempo que los extranjeros parecen más numerosos, los desempleados “abusan” de las ayudas del Estado y los jóvenes pobres y sin estudios están siempre “al borde de delinquir”

François Dubet, sociólogo francés nacido en 1946, es director de la Ècole des Hautes Études en Sciences Sociales de París y enseña Sociología en la Universidad de Burdeos II. Heredero de la sociología de Alain Touraine, es uno de los referentes en el campo de la sociología de la educación

Sus investigaciones se centran en la marginalidad juvenil, las desigualdades sociales, la inmigración y el carácter inclusivo o excluyente de las instituciones escolares. Defensor de una escuela inclusiva, dirigió la elaboración del informe Le Collège de I’an 2000. Entre sus libros, cabe mencionar L‘École des chances (2004), Injustices (2006) y Le Travail des sociétés (2009)

Libro POR QUE PREFERIMOS A LA DESIGUALDAD

ALFONSO JAVIER MONARREZ RIOS dijo...

Libro ¿POR QUÉ PREFERIMOS LA DESIGUALDAD?

Con argumentos tan filosos como consistentes, François Dubet plantea la urgencia de afrontar esta situación, en la que los grandes principios que se declaran con palabras rimbombantes (la democracia, la igualdad) chocan con el fraude y la evasión fiscal de quienes tienen recursos, con la estigmatización de los más débiles y con la culpabilización de las víctimas

Para explicar este desajuste, analiza la crisis que, desde los años ochenta, desmanteló los pilares de la solidaridad y la integración social: el trabajo, las instituciones ligadas a la educación, la justicia y la salud, la idea de una nación homogénea y la creencia en la representación política

El gran relato de la integración se ha desdibujado, y los individuos están solos y desconfían tanto de los otros como del sistema en su conjunto. Lejos de la nostalgia reaccionaria por un mundo perdido, Dubet propone construir otra representación de la vida social, de la experiencia compartida, a partir de acciones individuales, de movilización colectiva y de políticas públicas capaces de generar confianza y sentido de sociedad

Libro POR QUE PREFERIMOS A LA DESIGUALDAD

ALFONSO JAVIER MONARREZ RIOS dijo...

Libro ¿QUIÉN ES EL AUTOR FRANCOIS DUBET?

François Dubet, sociólogo francés nacido en 1946, es director de la Ècole des Hautes Études en Sciences Sociales de París y enseña Sociología en la Universidad de Burdeos II. Heredero de la sociología de Alain Touraine, es uno de los referentes en el campo de la sociología de la educación

Sus investigaciones se centran en la marginalidad juvenil, las desigualdades sociales, la inmigración y el carácter inclusivo o excluyente de las instituciones escolares. Defensor de una escuela inclusiva, dirigió la elaboración del informe Le Collège de I’an 2000. Entre sus libros, cabe mencionar L‘École des chances (2004), Injustices (2006) y Le Travail des sociétés (2009)

Libro POR QUE PREFERIMOS A LA DESIGUALDAD