domingo, 15 de septiembre de 2024

EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE

 

EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE

De Frankenstein a Hannibal Lecter

1 Libro Autores Vicente Garrido y Virgilio Latorre

EDITOR PLANETA – ARIEL

PRIMERA SERIE

 

LIBRO RECOMENDADO Y POR ENCARGO

EN LA SINOPSIS:

Criminales como Jeffrey Dahmer o Ted Bundy han cautivado al imaginario común, introduciendo el arquetipo del asesino en serie a los referentes culturales que comprendemos como la mitología del siglo XXI

Pero ¿de dónde viene nuestra macabra obsesión por estas figuras?

¿Cómo ha influido la producción artística en el desarrollo de la categoría científica del psicópata?

Es en la literatura gótica clásica donde podemos ver indicios de esta condición perturbadora

De modo sorprendente, este género definió al serial Killer que la ciencia ha validado con el devenir del tiempo

Libro inscrito en el área temática:

CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES / SOCIOLOGÍA / PSICOLOGÍA

/ ESTUDIOS SOBRE LA VIOLENCIA

TOMADO DE LA INTRODUCCIÓN:

El término <asesino en serie> ha llegado a constituir una marca registrada para denotar la maldad, una fábula registrada para denotar la maldad, una fábula reconocida en todo el mundo para representar la oscuridad inhumana disfrazada de forma humana que aparece de la nada, una fuerza que aterroriza a la humanidad hasta que esta logra destruirla

Escrito lo anterior por:

SARAH MARSHALL

ESCRITORA Y CRÍTICA CULTURAL

La maldad ha sido objeto de innumerables teorías y debates en filosofía y teología durante siglos, a diferencia de las ciencias sociales y médicas, que han desechado este concepto con el argumento de que estaba fuera de los límites de la ciencia. Sin embargo, durante el siglo XIX alcanzaron notoriedad una serie de criminales que parecían actuar de modo incomprensible, sin que sirvieran para  explicar sus delitos, los vicios y debilidades característicos del ser humano como los celos, la avaricia o la venganza

Del mismo modo, tampoco les eran aplicables los tradicionales diagnósticos asociados con la locura puesto que, a diferencia de los locos homicidios, aquellos conservaban la capacidad de raciocinio, pues no presentaban síntomas de delirio, su percepción y contacto con la realidad no estaban alterados por alucinaciones visuales o auditivas, que son las más características de lo que hoy en día llamaríamos trastornos mentales graves o psicosis

La razón de esa notoriedad no era su novedad. La historia nos ha dejado claras pruebas de que siempre ha existido ese tipo de criminales

Las causas habría que encontrarlas en lo que sucedió durante el siglo XIX y, aunque es mucho lo que podríamos señalar de esta época, para los propósitos de esta obra nos ceñiremos a tres hechos fundamentalmente

El primero es que el desarrollo industrial trajo consigo profundos y masivos desplazamientos de migrantes desde el campo a las ciudades, lo que creó hábitats propicios para el desarrollo de múltiples problemas sociales y sanitarios, entre los que estaban la delincuencia y el crimen en sus formas más graves. Los estrechos vínculos del mundo rural ya no funcionaban, la prioridad era la supervivencia en barrios degradados que acogían a los obreros de las fábricas. Las oportunidades para los depredadores humanos aumentaron de forma significativa, también debemos de añadir la falta de una policía preparada (y una metodología de investigación adecuada), que tuvo que esperar hasta bien entrado el siglo XIX para constituirse en una fuerza profesional eficaz

El segundo hecho se relaciona con el importante desarrollo que alcanzaron disciplinas interesadas en estudiar al hombre, tales como la Medicina psiquiátrica y forense, la Antropología, la Sociología y la Psicología. Los que cultivaban estas ciencias, en la medida en que se interesaban por estudiar el crimen, se referían a sí mismos como criminólogos y en este libro utilizaremos el término Criminología para incluir los conocimientos relacionados con este campo, con independencia de que sus disciplinas de origen fueran unas u otras, salvo que sea pertinente precisarlo. Todo esto tiene sentido: en la medida en que aumentaba el delito en las ciudades, era lógico que el estado no solo impulsara la policía, sino también las ciencias que podían ayudar a entender sus orígenes, así como controlarlo

El tercer elemento a destacar es la aparición de una opinión pública a la que informar diariamente y con celeridad. La gente quería saber lo que pasaba y en este siglo, sobre todo en su tramo final, ya se dispuso de máquinas que podían imprimir velozmente periódicos, panfletos y otros formatos de lectura, que llegaban con celeridad a cualquier esquina de la ciudad. Esto significo que ciertos crímenes <monstruosos> e <incomprensibles> alcanzaran una repercusión extraordinaria, lo que antes no sucedía

El resultado de estas circunstancias es evidente. Debido a que la sociedad había cambiado profundamente (cientos de miles de personas viviendo hacinadas en condiciones laborales de miseria y explotación), ahora el número de personas que parecían estar locas –por sus crímenes inmotivados- pero sin estarlo, realmente se había incrementado de forma notable. Estos casos empezaron a ser muy publicitados y era normal que la gente quisiera saber qué tipo de criminales eran y cómo se les podía neutralizar. Finalmente, alienistas –el término para los psiquiatras de la época- primero y criminólogos después reclamaron para sus especialidades hacerse cargo de sujetos tan extraños, porque el siglo XIX fue también el vivero del desarrollo científico que posibilitará la especialización profesional en todas las ramas de la ciencia, un proceso que continuará durante el siglo XX. Como consecuencia, los jueces tuvieron que dejar paso a los testigos expertos en estas ciencias, porque las categorías tradicionales donde ubicar a los acusados (<cuerdo>, <loco) no parecían ser aplicables a estos individuos. Los alienistas y forenses aceptaron como misión probar de algún modo que sus clientes, aunque no eran locos convencionales, sí que habían sufrido –al menos en el momento de cometer el crimen- los efectos de una aberración mental que había afectado sobre toda a su voluntad. Era una lucha para que se rebajara su pena o se les considerara enajenados mentales, cuyo destino debía ser entonces el manicomio y no la cárcel

Así es como lo que hoy llamamos psicopatía empezó a forjarse como categoría médica y criminológica. Solo que los primeros alienistas en estudiarla acuñaron diferentes términos para designarla, entre los que acabó prosperando el diagnóstico de <locura moral< (moral insanity), donde lo más definitorio era la actividad criminal incontrolable e incomprensible a cargo de sujetos que no estaban locos al modo tradicional, pero que no eran normales, porque moralmente eran imbéciles o incapaces. Entonces, por esta puerta, el Mal entró en el mundo de las ciencias criminológicas: los locos morales eran los que, sin causa comprensible, cometían actos atroces (malvados) que repugnaban a la sensibilidad humana. En muchos de ellos –lo que aumentaba su sensacionalismo- había además actos sexuales violentos que los individuos acusados de tales crímenes tenían que reconocer, si querían que sus abogados pudieran esgrimir algún tipo de atenuante por enajenación mental

La parte I de esta obra: EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE; se ocupa de poner al lector en contexto de cuáles fueron los caminos que emprendieron los criminólogos del siglo XIX para definir y diagnosticar al psicópata. Por tanto, tenemos en el siglo XIX psicópatas criminales y a finales del siglo XX aparecerán los llamados asesinos seriales. Como es lógico, las noticias de esos casos no solo interesaron al público y a los criminólogos, sino también a los artistas de la narración, a los escritores. Estos no podían dejar pasar este crimen antinatural, especialmente porque estaban inmersos, como artistas, en el movimiento gótico, que había aparecido a finales del siglo XVIII, y una constante de ese movimiento era su interés por lo siniestro, lo oculto, el crimen y la muerte. Justamente, como dice Marie Léger-St-Jean, en este campo, <(…) la amenaza definitiva de la que trata el gótico es la existencia de un mal incontrolable, que invade nuestro mundo desde el exterior –como entidad supernatural- o desde el interior –como entidad humana-. Pero no solo es un mal incontrolable, sino que en la mirada gótica además se percibe como misterioso o incomprensible ante el sentido común y la ciencia

Precisamente ante ese mal monstruoso –incontrolable y misterioso-, un puñado de escritores extraordinarios, todo del reino Unido (porque este era el gran imperio dominante en el mundo), por diferentes razones, empezaron a pensar en tramas cuyo elemento esencial era un personaje que cometía crímenes atroces por razones extraordinarias, un mal que resultaba incontrolable mientras el personaje siguiera con vida

En este libro: EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE: DE FRANKENSTEIN A HANNIBAL LECTER; hemos seleccionado un canon de cuatro novelas que tienen el común denominador de iluminar el origen y características de esa maldad incontrolable. Frankenstein o el moderno Prometeo, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, el Retrato de Dorian Gray y Drácula. Estas novelas dieron cuerpo y aportaron ideas innovadoras a la investigación científica sobre el psicópata (loco moral) en décadas posteriores, así como acerca del asesino serial

La parte II está dedicada a realizar un análisis de estas obras, poniendo el acento en sus contribuciones para la formación de la categoría científica y popular del psicópata y el asesino serial, al tiempo que discrepaban de modo profundo y denunciaron las teorías criminológicas existentes para explicar su naturaleza y los actos atroces que se le atribuían

Ahora bien, estos monstruos atacaron a una o pocas personas, como hacen los psicópatas y asesinos seriales en general (aunque algunos tienen cifras de dos dígitos)

Otras dos novelas que cierran el siglo gótico representaron al psicópata criminal de masas, porque fueron capaces de unir la psicopatía con el ejercicio de poder, en detrimento de la vida de mucha gente. Se trata de El Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad, y La isla del Dr. Moreu, de H. G. Wells. Estas obras visionarias ofrecen unas claves psicológicas de enorme calado en la interpretación de los crímenes de guerra, genocidio y asesinatos de masas, que desafortunadamente serán compañía habitual del siglo al que ambas alumbran. A ellas se dedica la parte III

La parte IV cambia totalmente de registro. Dejamos el gótico del siglo anterior y entramos en la novela negra del siglo XX

La segunda guerra Mundial ha mostrado lo que el hombre es capaz de hacer y aunque se va a iniciar el periodo de mayor prosperidad económica y social de Occidente, no todo lo que se espera va a ser bueno, o al menos así lo vieron Patricia Highsmith y Jim Thompson que, en sus respectivas novelas, El Talento de Mr. Ripley y El Asesino de Mí, transformaron en clave policíaca a los monstruos que habían descrito los escritos góticos, trasladándose a Estados Unidos, que había sustituido al Reino Unido en su papel de país hegemónico

Del mismo modo, estas novelas responden también a un contexto criminológico distinto: los psicópatas ya no eran seres atávicos o degenerados. Durante el medio siglo transcurrido, se había quedado en el desván de la ciencia el paradigma del criminal atávico de Cesare Lombroso, y se había avanzado en la comprensión del psicópata, pero hubo mucho desconcierto acerca del sentido real de este término hasta que, en 1941, el psiquiatra norteamericano Hervey fijó el paradigma, que continúa hasta la actualidad con su obra The Mask of Sanity (La Máscara de la Cordura)

Highsmith había leído muchas obras sobre psiquiatría, al igual que Thompson. El resultado es que ambas novelas retratan a dos psicópatas, cada uno en un perfil diferente, y en una fecha tan temprana como es inicios y mediados de los años cincuenta asentaron las bases para el psicópata criminal y el asesino en serie de la modernidad tardía. Para que el lector comprenda en qué medida fueron visionarios estos dos maestros del género negro, hemos incluido en esta parte un capítulo donde exponemos la figura del psicópata criminal y el asesino en serie de la modernidad. Para que el lector comprenda en qué medida fueron visionarios estos dos maestros del género negro, hemos incluido en esta parte un capítulo donde exponemos la figura del psicópata en la investigación que precedió y siguió en los años posteriores a estas dos obras

Finalmente, la parte V se ocupa de manera concreta de presentar la figura del asesino en serie en la modernidad tardía, y para ello en esta ocasión nos serviremos menos de la literatura (El Silencio de los corderos, de Thomas Harris) y más del cine (la película rodada en 1991 del mismo título, basada en la obra de Harris) porque es innegable que, a diferencia del siglo XX donde dominaba la novela, el siglo XX tuvo en este arte el principal medio de entretenimiento y de construcción de relatos culturales del mundo. Sin el cine no se puede entender la imagen colectiva actual del psicópata criminal y del asesino serial. Todo empezó con Psicosis, en varios sentidos: como obra maestra del cine, como expresión del horror en estado puro, como relato que influirá sobre la percepción que tendrá el público de este tipo de asesinos; pero también como heraldo de la época donde iban a aparecer multitud de serial killers, en Estados Unidos principalmente, pero con reflejo también en todo el mundo

La visión que dio a la sociedad la obra de Alfred Hitchcock acerca del asesino serial fue dominante hasta la llegada a las librerías de Hannibal Lecter en el Silencio de los Corderos (1988) y, sobre todo, al cine (1991), ya que fue una película alabada por la crítica y adorada por el público, que se hizo enormemente popular. Lecter no es Norman Bates, es mucho más sociable, inteligente, rico y cosmopolita. Lecter es el asesino de un tiempo en que los peores cazadores humanos alcanzaron (y todavía sucede) el estatus de celebridades. Pero la diferencia esencial es que Norman Bates es un asesino psicopático, y durante muchos años esa era la imagen que tenía el público de este tipo de criminal (un loco homicida), mientras que Lecter es claramente un psicópata y, a pesar de ser un caníbal superdotado, representó ante el público la imagen que Ted Bundy y Jeffrey Dahmer habían interpretado en la vida real. En ambos tipos de asesinos, vemos huellas de Jekyll y Hyde y de Drácula. El maridaje entre ciencia y arte (literatura y cine) continuó también durante el siglo XX y prosigue en la actualidad (la serie Dexter), aunque más en las innumerables horas de televisión que han propiciado las plataformas de streaming, que las oscuras salas cinematográficas

La tesis que exponemos en este libro es que un número reducido de grandes literatos del siglo XIX pertenecientes al ámbito gótico (fundamentalmente) y, en menor medida, del siglo XX, ayudaron a forjar con el genio de sus creaciones la figura del psicópata criminal y del asesino en serie, toda vez que estas aportaciones penetraron en el imaginario cultural y, desde allí, (rebotaron) e influyeron en el desarrollo de los estudios científicos de la psicopatía, incluso en la práctica de la investigación criminal. A su vez, los escritores que analizamos en esta obra se caracterizaron, entre otras cosas, por seguir de cerca los conocimientos psiquiátricos y psicológicos que iban alumbrando diferentes teorías y aspectos del hecho criminal. Todo ello en su conjunto conformó una alianza implícita y no reconocida entre científicos y escritores en el ofrecimiento de visiones y descripciones del psicópata criminal. Ahora bien, la alianza mencionada no significó que las corrientes científicas y literarias estuvieran siempre de acuerdo. Bien al contrario, en muchas ocasiones, la literatura discrepó profundamente del modelo científico de su época, algo que, a nuestro juicio, permitió un avance muy importante en el estudio de la psicopatía a partir, sobre todo, de la segunda mitad del siglo XX

¿Qué fue lo que aportaron los literatos?

En suma, su contribución se centró en tres aspectos: el desarrollo del concepto del doble, sombra o <lado oscuro>, donde se guardan fantasías inconscientes e inconfesables (aunque no solo); el análisis del fracaso del desarrollo pleno de la identidad humana (identidad fracasada, pero también <no identidad>) y finalmente, la explicación de la maldad humana como forma de generar un relato compensatorio de esa identidad malformada, mediante actos que buscan la sensación de dominio y poder, concretados en actos monstruosos. Como corolario, concluimos que el psicópata criminal y el asesino en serie sustituyeron al viejo concepto de <monstruo> a partir de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en buena medida debido a la influencia de las obras literarias que analizamos (y a su posterior difusión gracias a incontables adaptaciones en el arte cinematográfico y visual). De lo anterior se sigue, a modo de conclusión, que los escritores góticos desplazaron la monstruosidad desde el exterior (el aspecto físico) al interior del sujeto (su psicología o mente) y, por consiguiente, potencialmente cualquiera podía ser un monstruo. Por ello mismo, no existe una naturaleza monstruosa a priori, sino que son los actos monstruosos a priori, sino que son los actos monstruosos los que, a posteriori, pueden llegar a definir a alguien como <monstruo>

ÍNDICE:

Portada

Sinopsis

Portadilla

Introducción

PARTE I

LA CIENCIA Y EL MONSTRUO

EN BUSCA DEL MONSTRUO

1.

El horror, el monstruo y el asesino en serie

2.

La criminología a comienzos del siglo XIX: el rostro delator

3.

La criminología en el siglo XIX: nace el monstruo moral

PARTE II

EL SIGLO DE LOS MONSTRUOS

La alianza entre los literatos y los científicos

4.

Frankenstein o el moderno Prometeo

5.

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

6.

El retrato de Dorian Gray

7.

Drácula

PARTE III.

EL PSICÓPATA DE MASAS

LOS HERALDOS DEL APOCALIPSIS

8.

El corazón de las tinieblas

9.

La isla del Dr. Moreu

PARTE IV.

EL PSICÓPATA DE LA MODERNIDAD:

UN ENEMIGO DE CUIDADO

10.

El psicópata como personalidad criminal

11.

El talento de Mr. Ripley

12.

El asesino dentro de mí

PARTE V.

EL ASESINO EN SERIE COMO MONSTRUO

PASIÓN POR MATAR

13.

El asesino en serie

14.

Los asesinos en serie como iconos del mal monstruoso

Epílogo

Anexos

Fuentes y créditos de las imágenes

Fuentes bibliográficas

Notas

Créditos

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

690 Páginas

Pasta delgada en color plastificado

Primera edición 2023

Autores Vicente Garrido y Virgilio Latorre

Editor Planeta – Ariel

 

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Correo electrónico:

alfonsomonarrez@gmail.com

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6671-9857-65 

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EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE

De Frankenstein a Hannibal Lecter

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2 comentarios:

ALFONSO JAVIER MONARREZ RIOS dijo...

Libro EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE Editorial PLANETA - ARIEL

Autor Vicente Garrido
Valencia, España, 1958

Es doctor en Psicología y Graduado en Criminología, así como uno de los pioneros y de las autoridades más reconocidas en el ámbito de la criminología violenta. Su interés profesional ha basculado entre dos polos: por una parte, desarrollar programas de prevención de conductas antisociales en niños y jóvenes; por otra, llegar a comprender y tratar a los agresores más implacables y sistemáticos, incluyendo agresores sexuales y delincuentes psicópatas. Impulsor de la psicología criminal y de la pedagogía correccional, es autor de un importante trabajo científico y de divulgación en el ámbito de la criminología y la readaptación de los delincuentes. Ha sido consultor de Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia en Latinoamérica, y un firme impulsor de los programas para tratar a jóvenes y adultos acerca de los cuales ha publicado numerosos artículos y libros, entre los cuales figuran El rastro del asesino, Cara a cara con el Psicópata, Los hijos tiranos y Perfiles criminales.

Libro EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE Editorial PLANETA - ARIEL

ALFONSO JAVIER MONARREZ RIOS dijo...

Libro EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE Editorial PLANETA - ARIEL

Virgilio Latorre

Virgilio Latorre es doctor en Derecho. Compagina el trabajo de profesor en la Universidad de Valencia con el de abogado. Ha escrito diversos artículos y libros, entre los que destacan Anatomía de un asesinato y El silencio de los corderos: una exploración del mal.

Libro EL MONSTRUO Y EL ASESINO EN SERIE Editorial PLANETA - ARIEL