martes, 13 de diciembre de 2022

JUAN CARRASCO EN LA REVOLUCIÓN

 

JUAN CARRASCO EN LA REVOLUCIÓN

1 Libro Autor Luis Zúñiga

Editor DIFOCUR

PRIMERA EDICIÓN 1941, por el PRM

SEGUNDA EDICIÓN 1958

TERCERA EDICIÓN 1992, DIFOCUR

 

ÚNICO LIBRO

APUNTES PARA UNA BIOGRAFÍA

DEL PROLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN:

La escuela proletaria de Mazatlán estaba marcada con el número 5. De primera a cuarto año de primaria era el curso total de enseñanza que allí se impartía a los hijos de los carboneros y de los obreros que vivían en los barrios norteños del puerto.

Bajábamos de los cerros a sus aulas instaladas en cuatro salones pequeños y modestos. Allí nos aburríamos esperando la hora de libertarnos para correr a la playa y tirarnos de cabeza al mar completamente desnudos (vichis se dice por acá), después de haber oído a los maestros desde las ocho de la mañana hasta las doce y desde las dos de la tarde hasta las seis, inclusive los sábados completos. Era el año de 1911, don Justo Tirado encabezaban la bola maderista de los campesinos mazatlecos que traían en jaque a los soldados del gabinete de don Porfirio. Juan Carrasco, andaba levantado acompañado a su compadre don Justo

Juan tenía un soberbio tipo de guerrilleros buena estatura, piel quemada por el sol, cuerpo gallardo de rostro anguloso, labios delgados con bigote negro y largo, ojos oscuros, camisa de algodón, sombrero de palma y huaraches a zapatos, según anduviera en el campo de visita a la ciudad. Explotaba unas minas de cal y sembraba pequeñas porciones de tierras de la Comisaría de El potrero. No leía ni escribía. Recibió el título de general por voluntad de su compadre. Tenía valor de sobra y era bondadoso

Pronto su popularidad aventajó a la de sus compañeros y sobrepasó a la de su compadre. Los muchachos de la escuela número 5 éramos decididos partidarios de Juan y de su revolución. La simpatía que por él se despertara en los ranchos nos había arrastrado sin conocer personalmente al peleador de la democracia

Con Rafael Ibáñez, pilluelo de mi camada, fui al hospital Civil un mediodía en que Juan estaba tendido en una cama, tenía la cara cubierta con algodón impregnado de líquido desinfectante. Lo quise conocer y le pedí que nos mostrará el rostro; se levantó el apósito y vimos su faz amoratada, inflamada hasta perdérsele los ojos, que no abrió. Había sido derribado por su caballo, frente al panteón, cuando entraba a toda rienda a la cabeza de un grupo que asaltaba a Mazatlán en el amanecer de aquella mañana. Una granada de los cañones del Tampico, al estallar cerca de la cabalgadura, la encabritó y tiró a Juan para arrastrarlo luego un buen trecho. Carrasco se cubrió la cara de nuevo mientras nos despedíamos

Las acordadas, feroces grupos de gentes armadas al servicio de la dictadura, tuvieron en Carrasco y en la gente que mandaba a los enemigos que las aniquilaron en el sur de Sinaloa, donde todavía se recuerdan con horror sus hechos indescriptibles Mujeres violadas en presencia de sus padres, hombres asesinados a machetazos en los brazos de sus esposas o hijas, casas incendiadas y saqueadas en nombre de la Ley, trabajadores del campo arrancados de los hogares para llevarlos a los cuarteles a engrosar las tropas disciplinadas a garrotazos y bofetadas

En la revolución de 1910, Juan Carrasco y otros, con sus legendarios 30 por 30 ofrecieron sus vidas para acabar con tanta ignominia

A ellos se debe que nuestros campesinos hayan adquirido ese espíritu rebelde y desafiador que ahora está forjando un pueblo llamado a figurar en la historia como defensor de la libertad, para conseguir la cual será capaz de enfrentarse al destino sin el menor asomo de miedo

Al destino se enfrentó Juan Carrasco cuando, acosado por otro bravísimo y honrado guerrillero (celoso de su fama y valentía), abandono la fiesta con que celebraba en Villa Unión el día de su santo para irse de nuevo a la pelea no es gesto de rebeldía inútil, sino en defensa de su honor de hombre y de soldado de la Revolución. Cayó peleando a pecho descubierto y en campo raso.

Dejó como única herencia a los corridos que relatan cantando sus acciones guerreras, y una pena muy honda en el pueblo sinaloense

Si todos nuestros guerrilleros, como Juan, hubieran, en los periodos de paz, abandonado las carabinas para coger los arados; si todos, como el, hubiesen terminado las peleas sin odios para los vencidos y con los bolsillos vacíos de dinero, tanto o más pobres que antes de empuñar las armas, México fuera próspero y feliz y en su suelo reinarían la paz y la justicia

Mi compadre Luis Zúñiga, músico de rancho, comerciante y periodista posteriormente, fue decidido carrasquista. Sin ser hombre de armas anduvo, como muchos, a salto de mata detrás de Carrasco y de su gente, y, como todos, le tomó cariño. Ya con todos los periódicos de la provincia a su disposición, escribió en ellos, en fechas diversas, las hazañas y anécdotas del bravo Juan que ahora se encierran en este folleto. Todavía lo quiere y la difusión de este impreso debe darle la satisfacción de saber que contribuye a perpetuar en nuestro pueblo el recuerdo de uno de los revolucionarios más probos y valientes que salieron de su seno

ÍNDICE

Prólogo a la primera edición

Rasgos biográficos

Prólogo a la segunda edición

Albores de libertad

El calero alegre

Una proposición no aceptada

La primera carraca

Los rurales de don Porfirio

El chaparrito Madero

La dictadura aprieta demasiado las primeras balas

Sentenciado a muerte

¡Abajo el gobernador!

Cerca de la muerte

Decepción por la policía

Un gesto de nobleza

En vez de balas regalos

Magnanimidad con los vencidos

Un llamado insincero

Empujado al campo rebelde

Romería de revolucionarios

Una maniobra descubierta

Indisciplina y castigo

Revolucionarios contra huertistas

El general Felipe Ángeles fomenta la división

Las revoluciones se atropellan

Carrasco, enemigo de la traición

Escaramuzas y tiroteos

Sutileza de campesino

Una traición descubierta

Un general envuelto en sus propias redes

Un incidente chusco entre enemigos

La ley del talión

Un matrimonio improvisado

En las garras del villismo

El tropezón agorero

Como nació una pugna

El retorno al campo

Persecución enconada

Tragedia

FICHA TÉCNICA

1 Libro

64 paginas

Pasta delgada en blanco y negro

Tercera edición 1992

ISBN 9686608087

Dirección de Investigación y Fomento de Cultura

Regional del Gobierno del Estado de Sinaloa

DIFOCUR

 

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3 comentarios:

ALFONSO JAVIER MONARREZ RIOS dijo...

Libro JUAN CARRASCO EN LA REVOLUCIÓN

En el apunte al final se lee lo siguiente:

Juan Carrasco, de Luis Zúñiga, se termino de imprimir el mes de enero de 1992, en los talleres gráficos de Tribuna, Los Mochis, Sinaloa, México. Su tiraje consta de 1000 ejemplares, más reposición. Su edición estuvo al cuidado de Maritza López Sigfrido Bañuelos y Juan Esmerio Navarro

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ALFONSO JAVIER MONARREZ RIOS dijo...

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